Garabatos #24 | Palabras sin rumbo
Reconozco que últimamente me cuesta escribir. Hace unas semanas sentía que tenía muchos temas de los que hablarte, pero ha llegado un momento en el que me he desinflado. No sabría decir si tiene que ver con que tengo el foco puesto en otros asuntos personales. Pero sospecho que es así.
Puede que pienses que no siempre tiene que haber un tema. Que esto no son reportajes. Que son cartas. Que se trata de contarnos qué tal estamos, cómo fueron las vacaciones, qué tal va el trabajo, ¿y la familia? Pero hablarte de que agosto me regaló las vacaciones que necesitaba (las mismas que hace apenas tres años me hubieran aburrido), que el trabajo sigue más o menos como siempre y que la familia, también, no es lo que necesitas leer de mí.
Hay días que soy muy consciente de que he cambiado de fase. Lo noto en las conversaciones que tengo, en mis prioridades, en mi amor propio, que por suerte florece cada día con más fuerza. Escribirte cartas me ha ayudado a hacerlo. También las linternas con las que Erika ilumina aquellas zonas oscuras de mi mente y de mis recuerdos. Y lecturas como el maravilloso libro ‘Nena’, de Melissa Febos, que tantos meses me ha costado conseguir, porque no está editado en España.
Escribo sin rumbo. Quizá te interese parar de leer. O puede que prefieras saber que he empezado a sentir que la distancia con algunas personas se ha agrandado. Que he hecho una limpieza mental de amistades. Que hacerlo ha sido liberador. Que quiero dedicar mi escaso tiempo libre solo a aquellos que para mí sois importantes. Que tú eres una de esas personas.
Te contaría que hay otras amigas con las que las distancias se han acortado estas últimas semanas. Y que me encanta sentirlas así de cerca. O que he recobrado algunas de mis hipocondrías desde que sé que I. se muere y no hay nada que pueda hacer para evitarlo. Por injusto que sea. Por tremendo que suene. No hablaré de ella aquí porque hacerlo me parece una especie de escaparate de su tragedia. Pero es algo que no acabo de creerme.
Vomito frases como el que vomita pensamientos mal digeridos. Pero quizá es lo que necesite para que esta bola pase y pueda escribir el resto de cartas que seguro vendrán.
¿Y tú? ¿Cómo estás? Cuéntame en un correo de vuelta. Deja que te conozca un poco mejor.
Te mando un abrazo,
Tamara