Garabatos #28 | Sobre el cambio y el adiós
¿Realmente viene algo distinto, nuevo, o la vida seguirá como hasta ahora, pero con menos personas y con más tristeza?
Mi amiga Lorena me hablaba muchas veces de las etapas de cambio, del cambio que viene, de las transiciones. Me lo decía desde un punto de vista dimensional, energético. Así interpretaba ella todo aquello que parecía sacudirnos por dentro a todas, a todos, a las dos, a la vez.
Estos dos últimos meses están siendo un poco así, de cambio, de pérdidas, de muertes, de despedidas. Y me acuerdo de ese gran cambio del que me hablaba Lorena. Y pienso, ¿será todo esto fruto de ese acople entre etapas? ¿Realmente viene algo distinto, nuevo, o la vida seguirá como hasta ahora, pero con menos personas y con más tristeza?
No llegué a ver más a I. Falleció antes de que volviéramos a Barakaldo en el puente de diciembre. Solo unos días antes. Me llamó horas antes de que la sedaran para decirme, mañana me voy, Tamara, te llamo para despedirme. Y no supe qué responder. Me quedé en shock durante minutos, con ella al otro lado de la línea, esperando a que yo fuera capaz de articular un adiós. Su amiga la acompañaba y trataba de llenar ese silencio con explicaciones que yo no atendía. Haremos una despedida dentro de unos días, me dijo I., aunque obviamente yo no estaré, por si quieres venir. Pues claro que iré, respondí yo. De repente en mi boca se atropelló un que la quería, con un que la iba a echar de menos, con un que era todo una mierda y con un adiós y otro adiós y otro adiós… Y al colgar, lloré como no recordaba haberlo hecho nunca. Con desgarro, sin poder respirar, soltando no solo pena, sino una tensión acumulada que salía desbocada de mis pulmones y de mi garganta.
Unas semanas más tarde fue mi tío el que se fue. Si bien es un tío con el que no tenía mucha relación desde hacía años, era el tío que tuve en mi infancia, con sus defectos, muchos, pero también con sus ternuras y su aprendizaje, siempre en diferido. Si amo el cine de terror, en parte, es gracias a él. De siempre le recuerdo viendo películas de miedo. Películas que solo años después supe identificar gracias a las escenas que quedaron grabadas en mi pequeña retina. Así que esto era Carrie. Así que esto era Freddie. Rocío Dúrcal suena a mi tío Poli. Mi tío Poli, que tanto se parecía a Peret. Que tanto reía. Que tanto vivió. Y que tan rápido se fue. Solo. En su cama. Siento mucho no haberle visto esta última etapa de su vida. No haber respondido todos los qué guapa que me fue dejando en Facebook. Qué tontos somos a veces. Y que inutilidad tienen algunas distancias. Qué irreversibilidad.
A estas muertes se han unido otras de personas menos cercanas, pero cuyas pérdidas he ido sintiendo como parte de ese cambio. De un cambio que también te grita que te haces mayor. Y que forman parte de una nueva normalidad mucho más terrible que la anterior. Pero que también me descubren una nueva versión de mí misma. Capaz de afrontar el dolor, de cuidar, de acompañar, de escuchar, de abrazar, de llorar.
Cuando falleció I., mi padre me llevó en coche hasta Bilbao. Y aunque la razón del viaje era triste, hacía frío y helaba por Burgos, ese trayecto -en el que afronté dolor, cuidé, acompañé, escuché, abracé y lloré con mi padre, por cuestiones que, al menos hoy, no mencionaré en esta carta- fue tan maravilloso que cristalizó el recuerdo del día y de la despedida de I. con la luz del sol y de la vida.
Ya tengo en mente más cartas, pero por hoy paro ya. Como nueva toma de contacto, está bien así. Espero que seas feliz. Y que si el cambio te llega, siempre sepas aprender de él.
Un abrazo,
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“¿Por qué se ha de temer a los cambios?
Toda la vida es un cambio”
-H. G. Wells-
Hola Tamara. Creemos que la eternidad nos trae para instalarnos en ella con todas las piezas del puzzle que vamos creando en la infancia y la juventud. El paso del tiempo con soplos, golpes o dentelladas nos va mostrando el camino y estrechando los puntos de apoyos de muchas piezas que se caen o se pierden. No somos conscientes que el mejor futuro es el presente y el aquí y ahora. Poco tenemos de él porque enseguida es pasado, pero menos asegurado tenemos que la previsibilidad y la inmortalidad nos va a acompañar siempre. Nacemos sin pedirlo , desparramamos vivencias, querencias y vanidades que sustentan nuestro ego y nos marchamos , o se nos van alejando antes....., igual de vacíos, y en la mayoría de las ocasiones, sin desearlo, pero con un poso de recuerdos como algodones y cuchillos penetrantes, que han sido lo que llamamos vida. Asumir nuestros momentos y nuestros sufrimientos son nuestra vida, lo que es , el presente, nuestro eterno presente, porque pasado éste siempre podremos estar presentes, mas nunca presentes. Tanto presente se torna pasado amado, odiado, querido, abandonado......y pasados los años, las décadas,el tiempo..... de vez en cuando.....por alquien recordado.
Un abrazo 💚.