Garabatos #29 | Carta 'in memoriam' de la inteligencia humana
Quisiera sentir entusiasmo, pero la inteligencia artificial me genera más angustia que esperanza.
Hace unos días escribí una carta que no te envié acerca de la inteligencia artificial. No sé, de repente me sentí como tonta hablándote de cosas que desconocía. Pero hoy, al ver que OpenAI ha presentado Sora, su IA enfocada al vídeo, mi terreno profesional, he vuelto a borradores y he rescatado el texto del otro día que, más o menos, decía así:
Estudié Periodismo porque me gusta escribir. Sin embargo, desde hace trece años me dedico al vídeo, un mundillo en el que me siento una intrusa y del que intento aprender en un periódico donde los jefes siguen apostándolo todo al papel. A pesar de la incomodidad de la situación, he acabado cogiéndole el gusto a crear efectos nuevos, a investigar tipografías, a rastrear músicas y a resolver los problemas que surgen cuando quieres traducir a imágenes una idea que tienes en mente, por ejemplo. Por eso, cuando hace unos días empecé a ver qué me ofrece la inteligencia artificial me quedé maravillada. Y preocupada. No solo porque entendí cómo mi futuro profesional está afectado por esta tecnología. Sino por el futuro en general. Pensé en mi hija y en cuánto y qué rápido cambiará todo en tan poco tiempo.
Me explico.
Tengo la amarga sensación de que mi generación -o la de mis padres- ha sido la última que ha tenido una vida no sé si llamarla real o analógica. Cuando pienso en que pronto leeremos novelas o veremos películas creadas por una inteligencia artificial, me planteo cómo serán las personas -mi hija- que consuman este tipo de productos. Cómo habrán sido sus vidas y cómo serán su entorno y sus circunstancias para que se emocionen y, lo que es más, para que vean normal emocionarse, con un contenido que ha surgido desde la no emoción. ¿Cómo será el mundo y nuestro propio relato cuando no haya cultura humana? Porque no la habrá -no será rentable- o quizá exista para una elite.
Me asusta que nuestra capacidad de razonar y de sentir sea cada vez más sencilla, más básica, más fácil y más manejable. Si ahora me perturba tanto la crisis de valores, ¿qué será de los principios éticos cuando el intelecto se acomode? Cuando vi ‘Her’, la película de Spike Jonze, en 2013, me pareció que reflejaba uno de los futuros posibles (si quieres, puedes leer aquí la crítica que escribí entonces). Pero ChatGPT ya es un prototipo muy preliminar de aquella Samantha virtual de la que se enamoraba Theodore, el protagonista. Alguien que estaba solo y que se sentía solo, aislado en un mundo donde todos se conectaban a esa cosa tan seductora a través de sus pantallas.
Seguramente no serán pantallas. Pero sí un universo individual al que se accederá no sé si con unas gafitas discretas, unas lentillas o un chip en el cerebro. Será la Desconexión de la conexión. ¿Seremos seres sociales enfermos de soledad? ¿Seguirá aumentando la tasa de suicidios? ¿Las depresiones, la ansiedad?
Ya apenas memorizamos. Luego lo haremos menos: no hará falta. Ahora nos esforzamos para escribir un texto (este texto), para diseñar una web o para editar un vídeo. Pero en breve no será necesario este gasto de energía. Tendremos la información disponible, las herramientas adecuadas y ganaremos tiempo. Pero ¿tiempo para qué? En realidad, yo encuentro satisfacción al concentrarme en esto que ahora escribo. Me hace feliz conseguir aquello que me ha supuesto un esfuerzo. ¿Qué nos hará felices en el futuro?
Por no hablar de la deriva que lleva este sistema, este planeta, este adormecimiento social y todo lo que a ti y a mí nos preocupa de nuestro día a día, aunque ya nunca hablemos de esto porque qué podemos hacer nosotros, ¿verdad?
No sé ni por qué te cuento todo esto. Porque a mí de estas cosas me gusta divagar con un café o una cerveza delante. Quizá este comportamiento mío ya sea una primera pieza de ese modelo mental al que vamos de cabeza. De una tecnología que quiero ver como aliada, pero que siento como amenaza.
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“La primera obligación de la inteligencia es desconfiar de ella misma.”
-Stanisław Lem-
Hola Tamara, me ha encantado tu compartir. También me pregunto eso de “ganar tiempo” a dónde nos lleva. Al para qué. Para pasar más tiempo ante una pantalla consumiendo películas? Para olvidarte de tu vida en un resort? Me da por pensar/sentir/anhelar que habrá un punto de inflexión, que de tanta tontería acabaremos por darnos cuenta de algo, de volver a conectar con la sutileza, con lo simple, con la alegría en nuestra pequeña cotidianidad. No sé… habrá que seguir caminando para ver. Aunque como individuas también tendremos algo que decir (y hacer), no? Un abrazo!
Me ha gustado mucho tu carta. Estoy totalmente de acuerdo con lo que escribes ❤️ Cualdo ayer vi y leí sobre esta nueva IA , me fascinó y dio miedo a la vez. Una sensación extraña. Quiero ser optimista, pero me cuesta. ¡Besos!