Garabatos #35 | Caminos que sanan
En la vida hay caminos que sanan, que alimentan, que te hacen respirar hondo. Muchos no tienen verjas. Y en otros te cobran una entrada, pero es reducida.
En la vida hay caminos que sanan, que alimentan, que te hacen respirar hondo. Muchos no tienen verjas. Y en otros te cobran una entrada, pero es reducida.
Estas son algunas de las sendas que transito en esta etapa casera de mi vida:
Escuchar bandas sonoras. Le oí decir a alguien que las bandas sonoras y la música clásica son las únicas composiciones que perdurarán en el tiempo. Y puede tener razón. Aquí también incluyo las bandas sonoras de algunos videojuegos cuyos argumentos desconozco, como 'Ori and the Will of the Wisps', que me lleva a bosques donde existe la magia, o este tema de 'The Elder Scrolls V: Skyrim', que se titula 'The Streets of Whiterun', y que a veces me hace llorar de emoción. Podéis hacer clic y agradecérmelo.
Leer. Pero leer con ganas. En el metro. En la cama. Mientras esperas algo a a alguien. Lo que me pasa cuando leo un libro así es que tardo en encontrar un digno sucesor. Tiendo a comparar la sensación, la voz del que narra. Y puede ser tremendo, pero como mi examante, ninguno. Atravieso mi pequeño duelo. Leo otros textos del mismo autor. Pero ni siquiera eso alivia la pérdida.
Mi hija. Y su arrebatadora manera de querernos. No conozco amor más puro.
Escribir. Si terminar de escribir un cuento de un par de páginas te produce placer, no sé qué sensación experimentará un novelista. Algunos dicen que es mejor que el mejor orgasmo. A mí la expresión me arruga la nariz, pero entiendo el mensaje.
Una compañera me dijo que ha descubierto que lo que a ella le gusta es... aprender. Me dio que pensar. A mí me pasa algo parecido. Escucho con atención a otras personas. No me cuesta memorizar lo que me cuentan. Y hago todos los cursos que puedo. Ahora mismo, uno presencial de escritura creativa con Clara Obligado, y otro online sobre relatos, impartido por Joyce Carol Oates. Este último es caviar puro. La curiosidad, cuando ocurre, es algo bellísimo.
El tiempo es finito y mis grandes damnificadas han sido las películas y las series. Pero anoto mentalmente títulos, para no perder minutos cuando vea la oportunidad de sentarme frente al televisor. Ahora quiero ver 'Anatomía de una caída'.
Me sana mucho quedar con amigos. Con la maternidad había aparcado a mis amistades para más adelante. Ahora que recupero esa parcelita que había puesto en barbecho, vuelvo a sembrarla feliz. Me fortalece estar con ellos, la manera en la que me veo a través de sus ojos, nuestras conversaciones, que ahora son más maduras. Supongo que eso es algo que te dan los buenos amigos.
También me sana no dejarme llevar por mis impulsos. Esto es algo muy nuevo para mí y me supone un esfuerzo grande y demasiado consciente. Pero la recompensa mental que obtengo cuando obro así, lo merece.
Bea ha abierto un substack maravilloso aunque, por ahora, pequeñito. Es un espacio en el que va compartiendo los relatos que escribe. Hace años, ambas editábamos una revista en Medium donde varios conocidos y nosotras mismas íbamos colgando los cuentos que escribíamos. Es asombroso cómo ha evolucionado su estilo. Si te apetece, lee una de sus entradas, por ejemplo, 'Después de la estrella caída'.
Caminar como filosofía de vida. Caminar para pensar. Para mantenerte activo. Para conversar. En casa paseamos mucho. Antes de que naciera la peque, J. y yo podíamos caminar durante todo un día, si encontrábamos las excusas oportunas.
Lo próximo que me gustaría retomar son los paseos en bicicleta (si pedalear durante 50 kilómetros o, mi récord, 85, se considera un paseo...). Cuando lo hacía con mi padre éramos muy felices.
Y los viajes. Nepal. Panamá. Cabo Verde. China. Turquía. Cuba. Los Balcanes. De todos guardo recuerdos estupendos. Y alguna que otra promesa de regresar. Pero aquí ya hablamos de otro tipo de caminos.
Un abrazo,
“¡Cuánto pierden los que solo saben ganar dinero!”
-José Narosky-
Gracias por la inspiración ❤️