Garabatos y cuentos #14 | El viejo automóvil
Hoy comparto contigo un cuento sobre una mujer y su viejo Renault 4. Y mi admiración (¡y odio!) por ChatGPT.
Quizá alguna vez te hayas preguntado por qué estas cartas se titulan Garabatos y cuentos. Los garabatos te los envío a menudo. Son reflexiones, textos sobre libros, personas y situaciones que me inspiran, audios, las recomendaciones que he compartido contigo alguna semana…
Pero hoy te voy a dejar leer uno de los cuentos que escribo. Y lo haré a pesar de que ayer le pedí a ChatGPT que redactara un relato sobre el mismo tema y su eficacia me hundió. Escribió esto en apenas siete segundos (¡yo tardé horas!):
- ¿Puedes escribir un cuento sobre una mujer y el coche que ha tenido toda su vida?
- Por supuesto, aquí te dejo un cuento sobre una mujer y el coche que ha tenido toda su vida:
Había una vez una mujer llamada Ana, quien había tenido el mismo coche desde que era joven. Era un coche viejo y algo oxidado, pero para ella era mucho más que eso. Era un amigo fiel que siempre estaba ahí para ella, en los buenos y malos momentos.
Ana y su coche habían recorrido muchos kilómetros juntos a lo largo de los años. Habían visto paisajes impresionantes, habían pasado por momentos difíciles, habían compartido risas y lágrimas. Pero nunca se separaron, el coche era su compañero inseparable.
A medida que pasaban los años, el coche de Ana comenzó a tener algunos problemas mecánicos. Pero Ana nunca perdió la fe en él, y lo cuidó con mucho cariño. Lo llevaba al mecánico cada vez que era necesario y lo mantenía limpio y bien cuidado.
Un día, cuando Ana ya era mayor, decidió ir a visitar a su familia que vivía en otra ciudad. Había recorrido ese camino muchas veces antes, pero esta vez el coche comenzó a tener problemas mecánicos que no podían ser reparados. Ana estaba preocupada, pero sabía que tenía que hacer algo para que su amigo no se quedara atrás.
Entonces, con lágrimas en los ojos, decidió vender el coche a alguien que lo cuidara tanto como ella lo había hecho. Aunque le dolía despedirse de él, sabía que era lo mejor para su querido coche.
Después de un tiempo, Ana recibió una carta de la persona que compró el coche. En ella le contaba que había restaurado el coche y que lo había convertido en un verdadero tesoro. Lo usaba en carreras de coches antiguos y lo cuidaba con todo su amor.
Ana se alegró mucho al saber que su querido coche seguía viviendo y que alguien más lo cuidaba con tanto cariño. Y aunque nunca volvió a tener un coche propio, siempre recordó con cariño los buenos momentos que pasó con su amigo fiel.
Como te decía, yo tardé horas en escribir mi cuento. Y no sabría decir cuál de los dos me parece mejor. Si esto ocurre ahora, ¿qué será de los escritores en veinte años? ¿Qué leerá mi hija? ¿Querrá alguien escribir cuentos o novelas cuando ella sea adulta? ¿O simplemente le pediremos a la IA de turno que nos escriba historias a la carta? Voy más allá, ¿seguiremos leyendo de aquí a unos años?
En fin, paro de hacer preguntas porque me enredo yo sola.
Este es mi cuento. La contraseña es: soymejorqueChatGPT
Espero que te guste :)
La semana pasada no envié ninguna carta. De haberlo hecho, hubiera mencionado que ese fin de semana se cumplían 19 años de los atentados del 11M. Y te hubiera enviado este texto que recuerdo cada año sobre Jana y Óscar, dos de sus víctimas, y sobre cómo lo viví yo. Tenía 23 años.
Y esto es todo por hoy. Ya sabes que, como siempre, estaré encantada de que continúes la conversación por email. Si lo prefieres, también puedes pulsar el icono del corazoncito o dejarme un comentario.
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¿Quieres tener un detalle conmigo? Te dejo la lista de libros que quiero leer:
Un abrazo,
El texto automático está muerto, es un vacío, y no siento nada, salvo aburrimiento. Tu cuento tiene una historia, estás tú. Es fácil sentir tu anhelo leyéndolo. Tus palabras tienen un latido, hay vida detrás de ellas.