Estas vacaciones escribí sobre las últimas veces. Esas ocasiones en que experimentamos algo por última vez sin que seamos conscientes de ello. Todos esos momentos que se escapan sin que -con demasiada frecuencia- dejen rastro en la memoria.
La última vez que tomaste un café con un amigo que luego desapareció de tu vida. La última vez que montaste en bicicleta. La última vez que desayunaste en la que fue tu cafetería preferida. La última vez que fuiste al teatro, subiste a una montaña rusa o te pusiste unos patines. La última vez que viste a alguien con vida. La última vez que amaste a tu expareja. La última vez que tuviste sexo con tu expareja. La última carta que enviaste. La última que recibiste.
La última vez que jugaste con muñecas. Que reíste con tus compañeros de colegio. Que tuviste unas vacaciones de verano de tres meses. La última vez que escuchaste un casette. Que ganaste un quesito del Trivial. Que te sentiste interesante por fumar. Y años después, estúpida por fumar. Que te sentaste en un banco a leer. La última vez que saliste de marcha. Que viajaste en tren. Que enviaste una postal en vacaciones. Que revelaste un carrete de fotos que luego plastificaste en un álbum. La última vez que miraste ese álbum.
La última vez que despertaste y en casa estabais todos. La última vez que despertaste y en casa no había nadie más que tú. La última vez que el verdadero Papa Noel te visitó en Navidad. La última vez que hiciste pellas en clase. Que prestaste apuntes. Que te los prestaron a ti. La última vez que pisaste el instituto. La última vez que diste el pecho a tu hija. La última vez que te creíste eternamente joven.
Esta carta no tiene más propósito que incidir en lo que ya sabemos: vivamos de una manera más consciente, saboreemos las experiencias, sean dulces, amargas o, en apariencia, insípidas, sin dar por sentado que se repetirán. Abracemos la cotidianeidad. Porque es en ella, y no en todos esos viajes que estas semanas inmortalizamos en Instagram, donde fluye casi toda nuestra vida.
Y al hilo de esto último, os recomiendo un pequeño texto que leí hace unas noches. Se titula 'Invierno en los Abruzos' y podéis encontrarlo en el libro 'Las pequeñas virtudes' de Natalia Ginzburg.
Un abrazo,
Ya sabes que, como siempre, estaré encantada de que continúes la conversación por email.
Si lo prefieres, también puedes darme un ❤️ o dejarme un comentario.
📚 Comparto contigo la lista de libros que quiero leer. ¿Alguna recomendación?
“¿Qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz?”
-Frida Kahlo-
Pensamos que son las grandes aventuras y proyectos los que dan propósito a nuestras vidas, y a menudo son las cotidianidades a las que no prestamos atención...