Ayer descubrí el podcast más bonito que he escuchado nunca. Habla de la última década lenta, la de los noventa. Cuando era adolescente me lamentaba de no haber sido joven en los ochenta, los setenta, los sesenta... Pensaba que los noventa eran unos años comerciales, con poca alma y demasiada MTV. Pero ahora los miro con nostalgia. Y estoy feliz de haberlos vivido. Es la última década que transitamos sin prisa, los últimos años antes de la implosión de internet y de las redes sociales, la última década en la que mandamos cartas, en la que supimos tener paciencia, en la que leímos letras de canciones y grabamos casetes de la radio. De todo esto y de River Phoenix, Patti Smith, REM y más personajes que no quiero desvelar habla este podcast que hoy os recomiendo:
Si no puedes escucharlo en Spotify, entra aquí: Gabinete de Curiosidades - La última década lenta.
Gracias a ese mismo podcast acabé indagando en quién fue Daniel Johnston. En mis listas de Spotify tenía guardadas canciones suyas que adoro, pero ni retuve el nombre del autor ni conocía su historia personal. Hoy no tenemos tiempo para investigar estas cosas... De nuevo, la vida con prisas.
Sobre vivir con prisas escribió Alena Kharchanka en su última newsletter. O, como ella dice: su soulLetter. Y yo tengo la sensación de que somos muchos los que últimamente cuestionamos esta forma de vida a la carrera. Muchos los que detestamos las mismas redes sociales que un día veneramos. Los que ya le vemos más perjuicios que beneficios a este internet capitalista que devora nuestra mente y nuestro tiempo.
Sobre Alena diré que alguna vez la imaginé como la versión exitosa de mí. Esta frase suena dura, pero la digo con simpatía y admiración. En 2016 lancé mi primera newsletter. Para mí no era una newsletter, sino una idea que me parecía muy original: utilizar Mailchimp no para promocionar productos o artículos periodísticos, sino para enviar cartas a una lista de personas. Desanimada por las metas inasumibles que me autoimpuse, a los meses abandoné el proyecto. Años después, en 2019, descubrí que una tal Alena había intentado lo mismo un pelín más tarde que yo. En su web tenía recopiladas cien cartas preciosas y gratuitas. Me sorprendió saber que hubiera alguien que pensara tan parecido a mí. Que tuviera las mismas ideas. Me sentí comprendida… y decepcionada conmigo misma. Hoy soy suscriptora de sus cartas de pago. Me gasto lo mismo en estas cartas que en mis suscripciones de El País y The New York Times juntas. Y me parece justo.
Esta mañana, al despertar, abrí mi cuaderno y escribí algo así como que no existe un patrón que deba seguir para vivir mi propia vida. Suena obvio, pero muchas veces yo misma he sido mi propio límite. Porque he querido hacer las cosas de la manera en la que “había que” hacerlas, con pautas, con control, sin libertad, sin oxígeno. Quizá eso fue lo que mató aquellas primera cartas de las que te hablaba en el párrafo anterior.
Escribir estos Garabatos, leer la soulLetter de Alena y las newsletters de algunos de vosotros es de lo más bonito que me da internet. De las pocas cosas que nutren mi mente aquí dentro. Fuera están la música y los libros. Cada vez menos el cine y las series. Y mi propio pensamiento, al que intento prestar más atención. Estoy leyendo los ensayos sobre el autoengaño que Jia Tolentino ha reunido en ‘Espejo Falso’. Y son reveladores. De internet, por ejemplo, habla sobre cómo ha evolucionado hasta llevarnos al individualismo más corrosivo y a la monetización del yo. ¿Qué queda de aquella comunidad digital que vislumbrábamos cuando acabó la última década lenta, cuando había foros, blogs y chats? Tolentino también reflexiona sobre el feminismo, los realities y las bodas como negocio. Leerla, ilumina.
Hay un libro que he buscado durante meses porque no está editado en España. Es posible que os lo contara en otra carta. Es ‘Nena’, de Melissa Febos, editado en Argentina por Chai Editora. Pregunté en librerías iberoamericanas de Madrid, en la Feria del Libro, escribí a librerías argentinas por si podían enviármelo, a la propia editorial… Y no pude conseguirlo hasta que, hace dos o tres meses, lo compré, con ciertas reticencias, en Buscalibre.es. ¡Y vaya si ha merecido la pena! Como mujer, me he sentido reflejada en varias de las experiencias que relata. En ese observarnos a través de la mirada de los demás; en el desprecio de aquellas partes perfectas de nuestro cuerpo solo porque no encajaban con el canon de belleza; en nuestra falta de respeto hacia nosotras mismas… para seducir a los demás; en el consentimiento vacío; en no anteponer nuestros deseos y necesidades; en complacer siempre al otro aun a costa de nuestro propio placer; en tolerar para no incomodar; en cuidar antes que cuidarnos a nosotras mismas. El libro, por cierto, lo descubrí gracias a Alena.
Pero para libro maravilloso, lento, dulcísimo… ‘Octubre, octubre’, de Katya Balen, editado por Errata naturae. No exagero si digo que cada una de sus páginas es un regalo. Qué bonita la historia y qué bonito cómo la cuenta Katya. Octubre es una niña de once años que vive en el bosque con su padre. “Vivimos en el bosque y somos salvajes”, dice. Contado en primera persona, la niña describe cómo es la vida entre árboles, el crujido de las hojas al pasear, el olor de la naturaleza. Cómo es sentirse en comunión con su entorno y qué agresiva parece la ciudad cuando la visitan para hacer alguna compra puntual, con sus ruidos, su hedor y las personas que la señalan y se ríen de su aspecto. Una lectura lenta, detallista, ecologista, para esta vida que pasa volando.
Como volando ha pasado el tiempo desde que no veo a Delia Rodríguez. No sé por qué últimamente me acuerdo tanto de ella… será por esto de sentirme expulsada de las redes.
En fin, me despido con esta canción de Daniel Johnston, del que te hablaba al principio. Cuántas veces la he escuchado sin pararme a atender lo que decía. Te animo a que tú lo hagas ahora, si te apetece. Te dejo la letra en inglés y traducida al final de la carta1. Se titula ‘The story of an artist’:
Un abrazo,
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Ya sabes que, como siempre, estaré encantada de que continúes la conversación por email.
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-Anónimo-
Listen up and I'll tell a story / About an artist growing old / Some would try for fame and glory / Others aren't so bold / Everyone, and friends and family / Saying, "Hey! Get a job!" / "Why do you only do that only? / Why are you so odd?/ We don't really like what you do. / We don't think anyone ever will. / It's a problem that you have, / And this problem's made you ill." / Listen up and I'll tell a story / About an artist growing old / Some would try for fame and glory / Others aren't so bold / The artist walks alone / Someone says behind his back, / "He's got his gall to call himself that! / He doesn't even know where he's at!" / The artist walks among the flowers / Appreciating the sun / He does this all his waking hours / But is it really so wrong? / They sit in front of their TV / Saying, "Hey! This is fun!" / And they laugh at the artist / Saying, "He doesn't know how to have fun." / The best things in life are truly free / Singing birds and laughing bees / "You've got me wrong", says he. / "The sun don't shine in your TV" / Listen up and I'll tell a story / About an artist growing old / Some would try for fame and glory / Others aren't so bold / Everyone, and friends and family / Saying, "Hey! Get a job!" / "Why do you only do that only? / Why are you so odd? / We don't really like what you do. / We don't think anyone ever will. / It's a problem that you have, / And this problem's made you ill." / Listen up and I'll tell a story / About an artist growing old. / Some would try for fame and glory / Others just like to watch the world.
Escuchad y os contaré una historia / Sobre un artista que envejece / Algunos lo intentan por la fama y la gloria / Otros no son tan atrevidos / Todo el mundo, amigos y familia / Dicen, "¡Eh! ¡Consigue un trabajo!" / "¿Por qué sólo haces eso? / ¿Por qué eres tan raro? / Realmente no nos gusta lo que haces. / No creemos que a nadie le guste. / Es un problema que tienes, / Y este problema te ha enfermado". / Escucha y te contaré una historia / Sobre un artista que envejece / Algunos intentarían la fama y la gloria / Otros no son tan atrevidos / El artista camina solo / Alguien dice a sus espaldas, / "¡Tiene el descaro de llamarse así! / ¡Ni siquiera sabe dónde está!" / El artista camina entre las flores / Apreciando el sol / Hace esto todas sus horas de vigilia / ¿Pero está realmente tan mal? / Ellos se sientan frente a su televisor / Y dicen: "¡Eh! ¡Esto es divertido!" / Y se ríen del artista / Diciendo: "No sabe divertirse". / Las mejores cosas de la vida son verdaderamente libres / Pájaros que cantan y abejas que ríen / "No me habéis entendido", dice él. / "El sol no brilla en tu televisor" / Escucha y te contaré una historia / Sobre un artista que envejece / Algunos intentan la fama y la gloria / Otros no son tan atrevidos / Todos, amigos y familia / Dicen, "¡Eh! ¡Consigue un trabajo!" / "¿Por qué sólo haces eso? / ¿Por qué eres tan raro? / Realmente no nos gusta lo que haces. / No creemos que a nadie le guste. / Es un problema que tienes, / Y este problema te ha enfermado". / Escucha y te contaré una historia / Sobre un artista que envejece. / Algunos lo intentan por la fama y la gloria / A otros sólo les gusta observar el mundo.
No sé si era tu intención, pero has conseguido transmitir con esta carta algo de esa lentitud que se nos escapa. A mí, desde luego, me ha tocado. Gracias.
Preciosa. Como todo lo que escribes guapa. Besitos